Puedo ver una nube blanca cubriéndote, una nube blanca de azúcar impalpable. Pareces cómodo, pero nunca te entregás del todo. Ella se mueve sinuosa al compás de tus movimientos, esos movimientos que tan bien conozco, que tan bien sincronizaron con los mios en algún momento.
No puedo no sentir lo que sabía que iba a sentir, no puedo cambiar los factores y el orden no altera el resultado.
Un trazo húmedo se va desvaneciendo y la púa gira en círculo sobre el final.
martes, 16 de noviembre de 2010
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